El pasado 11 de enero, al finalizar el acto de nombramiento de los nuevos vocales del Consejo del Secretariado, las representantes del SISEJ tuvieron la ocasión de saludar, entre otros cargos ministeriales, al Secretario General de la Administración de Justicia y a la Secretaria de Estado de Justicia, a quienes trasladaron la necesidad de dialogar para solucionar la situación generada por la insólita decisión del Ministerio de excluir al SISEJ de las reuniones con las organizaciones del Cuerpo de Letrados de la Administración de Justicia, usando para ello una excusa peregrina y de legalidad más que cuestionable, que a día de hoy aún no ha sido comunicada por escrito.
Lamentablemente, la Secretaria de Estado se negó a todo diálogo dirigido a superar esta situación, dando una respuesta absolutamente descortés, inadecuada e impropia para un cargo público, tanto en el tono como en el contenido. Esta respuesta verbal desproporcionada vino a corroborar nuestra opinión de que el Ministerio ha decidido perseguir la discrepancia, abrir una brecha en el colectivo de Letrados y realizar una advertencia para cualquiera que piense cuestionar al Ministerio.
Nuestra voluntad como organización es de recuperar la normalidad democrática que nunca debió quebrarse, lo que en todo caso requiere que el Ministerio vuelva a convocar al SISEJ a las reuniones de las que nunca debimos ser excluidos.
Desde el SISEJ estamos dispuestos a retomar el diálogo. Pero para ello no vamos a renunciar a nuestras legítimas reclamaciones colectivas; a advertir del inicio de movilizaciones y a iniciarlas efectivamente; a ponernos para ello a disposición del conjunto del Cuerpo de Letrados; ni a dejar de denunciar la inactividad del Ministerio o actuaciones que consideremos ilegítimas, máxime si en su momento lo hemos advertido y finalmente se declara judicialmente, o si el propio Ministro se ve forzado a rectificar un cargo indebido.
El Ministerio de Justicia debe respetar la pluralidad en los colectivos de Justicia; asumir las críticas como posibilidades de mejorar y no como ataques; evitarlas y rectificar en forma si es que procede; no pretender que sus actuaciones no sean cuestionadas ni exigir que lo sean sólo en privado; justificar públicamente y por escrito sus decisiones siempre que se le solicite, en aras de los mínimos principios de transparencia y seguridad jurídica que a día de hoy ignora, y respetar y promover la independencia en órganos como el Consejo del Secretariado. En resumen, debería asumir que, aunque le pese, se trata de un Ministerio de todas y todos, y no sólo de unos pocos.